Fue en la piscina del Gordo una tarde de Junio entre chapuzón y chapuzón, hablando del año que nos esperaba, cuando nos dimos cuenta que ninguno quería quedarse en Madrid otro año trabajando precariamente y soñando con los lugares que nos gustaría ver. Ese día dijimos el primer “¿Y por qué no?” (Estilo de vida patentado por nuestro amigo el Negro) del viaje que nos ha traído hasta estas tierras Mayas de la península del Yucatán. Esa tarde nos vino a la memoria en la piscina del hotel de Playa del Carmen cuando cargábamos las mochilas, para irnos rumbo a Cancún sin dirección ni ruta fija a partir de ese momento.
Destino incierto en el caribe, Cancún
Todavía nos quedaba un as en la manga, en Cancún se había ofrecido a hospedarnos León, un amigo mexicano de la Facultad. Llegamos por la tarde entre tremendas medidas de seguridad debido a la celebración de la COP16 la semana siguiente a nuestra llegada. Existe un claro intento del Gobierno Mexicano de hacer ver a la opinión pública mundial que controla la seguridad de su país frente a las oleadas de violencia que sufren las ciudades del norte. La cumbre medioambiental marcó nuestros días en Cancún por los continuos retenes militares que sitiaban la ciudad y porque León trabajaba todos los días en eventos relacionados con la cumbre. Y al final… ¡Todo para nada, vaya fracaso de cumbre! Los de siempre dicen que no se acuerdan ni de Kioto ni casi de su madre y hasta 2012 que nos veamos de nuevo.
Control de armas y drogas a la salida de Quintana Roo
Cualquier mañana en Canún
Quedamos con él esa misma noche en el Parque de las Palapas, una céntrica plaza donde la gente disfrutaba de una cerveza o un licuado mientras los niños jugaban en coches eléctricos de choque… ¡Por el centro de la plaza! Apareció en un 4x4 con tres amigos para recogernos e ir los 7 a su casa; como imagináis el coche tenía 5 plazas pero lo de ir mil y la madre por coche aquí es como una costumbre. Esa primera noche conocimos a 10 amigos de León, con los que creíamos que compartiríamos nuestra segunda semana. Para decepción nuestra solo volvimos a ver a Kandur, novia de León y a Bobby, un amigo medio mexicano medio tejano del que luego hablaremos. La casa era un apartamento pequeño pero muy acogedor en la zona hotelera en frente de la Laguna de Cancún. Sería nuestra casa para la siguiente semana, casi como un apartamento alquilado en Gandía ya que León aparecía pocas horas por ella debido a su trabajo. Eso sí, las tres camas que tenía eran una hamaca, un sofá pequeñito y el suelo; así que había que ir cambiando cada noche de sitio cual yincana.
La mejor de las camas, Cancún
Los ratos libres que tuvimos aprovechamos para bucear con snorkel por Punta Cancún; ir a un festival de jazz de vuelta en Playa del Carmen, esta vez con León y su novia; festejar por todo lo alto los cinco regalos que el Barça hizo al Pelón por su cumple; y degustar la comida local entre comilona y comilona en el hotel Riu Cancún o Riu Caribe. Sabíamos que no debíamos tirar las pulseras del todo incluido y ¡Línea!, dos hoteles Riu en Cancún. Un pequeño paseo para avistar mejor y ¡Bingo!, llevan nuestra misma pulsera. Gracias a los buenos consejos de la Guía Troncha para economizar en los viajes, disfrutamos de varios copiosos festines en todos los restaurantes de ambos. La comida local nos había llamado la atención desde que llegamos, pero pudiendo comer gratis, para qué gastar. La primera vez que nos plantamos delante de una taquería, nos maravillamos mareados por las infinitas posibilidades de platos que podíamos elegir: Tortas, Tacos, Quesadillas, Gringas, Milanesas…; todos ellos de mil carnes diferentes: Cochinita, Res, Asada, Pastor, Pollo, Arrachera... Después de haber vuelto loco a preguntas a más de un tendero para intentar descubrir los ingredientes de cada uno de estos manjares, tuvimos que desistir pronto al darnos cuenta que la gran mayoría de los puestecitos solo tenía Tortas y Tacos, con excepción de los que también disponían de Quesadillas. Son diferentes formas de preparar lo mismo con algún matiz que cambia si no le echas picante, porque si decides hacerlo, el sabor del chile habanero mata todos los demás dejando un rico rastro de fuego por toda la boca.
Tenesi recién adquirida
Tejanos del sur, Chetumal
Los días posteriores los dedicamos a poner a punto la furgo, llevándola con Bobby a José, su mecánico de confianza, y lo cierto es que estábamos acojonados. ¿Habríamos tirado 1.400 euros a la basura? José la revisó por un par de horas mientras aprovechamos estar en un polígono de Cancún para encargar a medida las tablas que serán el somier de nuestra cama. Volvemos al taller y ¡Parece que no!, según él hemos hecho una buena compra y es el primero que apuesta por que lleguemos. Gracias a Bobby, con el que compartimos mil carcajadas los tres días que estuvimos con él, compramos también un colchón barato que parecía hecho a medida para nuestra furgo y el hueco del que disponíamos. Ya tenemos casa para los próximos 300 días. La próxima semana dedicaremos un especial para presentaros nuestro nuevo hogar.
Recordando las lecciones de Mama, Chicanná
El sábado, con la sensación de haber pasado una semana en un apartamento de la costa levantina dejamos atrás las grandes concentraciones hoteleras con destino a Chiapas, un paraíso natural en el sur de México. El viaje nos llevará dos días, ya que tenemos 1.000 km de carretera de un carril en cada sentido y el del “centro” opcional si el de atrás tiene mucha prisa. Pasamos de nuevo por Tulum rumbo sur hasta llegar a Bacalar, un pueblo con un antiguo castillo español usado para defenderse de los piratas, al borde de la Laguna Azul. A sabiendas de que esa noche no podíamos contar con una ducha, nos quitamos los calores del viaje bañándonos en el agua azul casi eléctrico de la laguna. Se respiraba la tranquilidad más allá de las aglomeraciones de turistas, solo disturbada por dos grupos de niños que racaneaban al sol los últimos chapuzones en una balsa de agua cristalina. Cuando se fue la luz nos dirigimos a hacer noche en Chetumal, capital del Estado de Quintana Roo, del que todavía no hemos salido.
Laguna Azul, Bacalar
Laguna azul, Bacalar
Chetumal es una ciudad casi fronteriza con Belize, y además capital, por lo que hay tiendas, puestos y restaurantes allá donde mires. El sitio no es muy bonito pero para hacer noche es más que suficiente. La ciudad madrugó pese al ser domingo, igual que nosotros, todavía nos esperaban 500 km por delante y la necesidad de llegar a las ruinas de Calakmul antes del alba. La premura se debía a que todos los anocheceres en el km 107 de la carretera que va de Chetumal a Escárcega, entre las ruinas de Calakmul y Balamkú, hay un cenote sin agua con una cueva en la que mora una colonia de 2.500.000 de murciélagos. Al anochecer el apetito les despierta para ir en busca de alimento, y salen todos juntos de la cueva formando espirales de miles de ellos. El espectáculo dura unos 20 minutos, y si te sientas al borde del cenote a observar, te pasan a menos de 3 cm del cuerpo demostrando sus increíbles habilidades aéreas. Como tuvimos que hacer tiempo, nos hicimos pasar por corresponsales de El País en México para no pagar la entrada a las ruinas de Balamkú, y poder pasear entre unos de los frescos Mayas que mejor se conservan. Desde allí corriendo a ver los murciélagos y de nuevo al coche para intentar llegar a Palenque. Tuvimos que viajar hasta las 11 de la noche, ya que desde que dejásemos Chetumal las carreteras empeoraron considerablemente, lo que dilató bastante la marcha. Por fin llegamos a Palenque después de dejar atrás los estados de Quintana Roo y de Tabasco. Ya estamos en Chiapas.
¡Qué bonito el inicio (no inizio) del auténtico viaje al interior de México!. Nos ha gustado mucho la nueva casa. Espero que sea tan cómoda y práctica como bonita. Todavía se os ve bien alimentados...
ResponderEliminarUn abrazo.María
!!!!!!!!!!bien¡¡¡¡¡ yo iré a los consejos prácticos por si os sirven de algo.
ResponderEliminarAunque sea un mecánico de confianza no dejeis la furgo sola en el taller sin controlar; os puede ahorrar mas de un disgusto y ademas habeis perdido una gran oportunidad de aprender algo de mecanica porque me da que estais bastante verdes. Y dos, procurar no conducir por la noche, pronto ireis entendiendo porqué.
Abrazos
Lorenzo
¡Qué bueno chicos! Ahora empieza el viaje y con Teneci como nuevo compañero de ruta. Julien, te dejé en skype el celular de Cecilia, mi amiga de San Cristobal de las Casas. Llámenla que es muy copada.
ResponderEliminarCuidense mucho.
Besotes desde Buenos Aires.
Como diría el famoso diestro...en dos palabras! Me acuerdo mucho de vosotros chavales...por lo que se ve las cosas no os van nada mal golfos!Que sepáis que es un lujazo poder estar al tanto de vuestras corerrías por tierras americanas.
ResponderEliminarUn consejo: no dejéis comer al gordo mucho chili que no quiero ni imaginarme lo que puede ser Tenesi después de un poderoso atracón de comida picante mexicana por parte de mi querido gordito!
Suerte y acordaors del Umber de vez en cuando golfos!
Mil besos